guillaume linay
BIOGRAFIA
El jazz, como hijo del blues, como lugar de un poderoso imaginario melódico y rítmico. Así es como Guillaume Linay concibe esta música, que ejecuta con tanta pasión. Desde que ve a su padre en escena, sabe que quiere ser músico. Desde niño, Guillaume Linay desarrolla un gusto particular por la música, primero por el acordeón y luego por la batería. De pequeño, ya está convencido de querer acercarse íntimamente al ritmo. Durante la adolescencia, toma clases con diferentes profesores y toca en distintos grupos, enriqueciendo así sus horizontes musicales: rock, reggae, jazz, muchas influencias que se pueden observar en su paleta sincera de expresiones. En el conservatorio de Rennes, con Stéphane Stanger, las puertas de la expresión rítmica se le abren.
Para Guillaume Linay, hacer música es más fuerte que todo. “Es lo que me hace sentir vivo, la música”
INTERVIEW
¿Desde cuándo quiere ser músico?
“Algo que me marcó de pequeño era que mi padre es baterista. Eso tuvo mucha importancia, pienso. Mi padre tocaba en grupos de rock repertorios de los años 70 de manera amateur. De hecho, había una batería en mi casa.
Cuando era pequeño, adoraba ver a mi padre en algún concierto tocando con sus amigos.
A pesar de tener una batería en mi casa, al comienzo quise aprender a tocar el acordeón. Uno de los amigos de mi padre era acordeonista y tocaba tan bien que me despertaban ganas de hacer lo mismo.
Lamentablemente, el acordeón con el cual comencé a tocar no
era de buena calidad y tenía un sonido tan molesto que abandoné este instrumento.”
¿Por qué luego eligió la batería?
“En determinado momento me di cuenta de mi facilidad para el ritmo, desde pequeño. Entonces me orienté hacia la batería luego de haber probado con el djembe.
Tomé rápidamente clases de batería, primero en Rennes y luego en Montreuil-sur-Ille, lo que me hizo amar realmente la música y la batería. Tuve la suerte de tener dos excelentes profesores, Diego Guyard y Fabien Joly.
En paralelo a las clases, cuando era adolescente tenía algunos amigos en el colegio con los que formábamos grupos para hacer versiones de rock. También, la escuela de música de Montreuil nos proponía montar repertorios con los grupos durante las vacaciones escolares, con conciertos al final.
En el bachillerato, tuve un grupo de reggae que terminó cuando mi amigo Vincent, guitarrista, fue al conservatorio de París.”
¿Ya quería en ese entonces ser músico?
“En determinado momento, las ganas de hacer música se volvieron más fuertes que todo.
Fui al liceo Jean Macé en Rennes, aunque dudé si ir a Bréquigny a la orientación de música. Desde que terminé el liceo, quise ser baterista. Luego del bachillerato, fui a la facultad de musicología en Rennes.
En la facultad, formé grupos con mis amigos como la spicy jazz band, que luego se convirtió en Khéta. En ese momento, estaba en un curso de jazz en la casa de la juventud Bréquigny, con Cédric Biffot.
En las jams-sessions de Rennes, descubrí muchas cosas junto con otros músicos.
Luego fui al conservatorio de Rennes, donde aprendí mucho, sobre todo con Stéphane Stanger.
Recuerdo muy bien tener ese dilema entre carrera “segura” y carrera que me apasione, y rápidamente decidí lanzarme a la música.
Lo que me hace sentir vivo, es la música.”